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Noche de brujas, en memoria de nuestras muertas.

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El 31 de octubre es Halloween, también conocida como Noche de Brujas. En este día honramos a todas las brujas que fueron silenciadas y asesinadas en manos de hombres. Como también, reivindicamos a esa bruja libre y feminista que vive dentro de cada una de nosotras. 

“Bruja, tráeme el té”, le decía mi abuelo a mi abuela mientras tomaban once. Ella silenciosa y abnegada, siempre obedecía. Hasta que un día se armó de valor y con una seguridad de acero nunca antes vista, le respondió: “caballero, esta no es más su casa”. Acabó por cerrarle la puerta en su cara y él nunca más volvió a pisar su hogar. 

Lo cierto es que la palabra “bruja” no es desconocida por las mujeres ni la sociedad. Esta imagen de mujer misteriosa y horrenda, ha sido utilizada muchas veces como insulto y una advertencia de disciplinamiento. No obstante, también se ha transformado en una figura reivindicativa para el movimiento feminista. 

La historia

Entender nuestro pasado y el paso de las brujas en esta sociedad, es un punto crucial en nuestra historia como mujeres. Esto debido a que la caza de brujas, fue un crimen y genocidio contra las mujeres que desafiaban el orden establecido del patriarcado. El exterminio y quema de cuerpos de mujeres, quedó como precedente y un cimiento para fundar una sociedad que nos excluye como sujetas políticas. 

Durante los siglos XIV y XVIII, más de 60 mil mujeres fueron asesinadas en nombre de Dios, el feudalismo y la instauración de la modernidad según datos de Michel Porret, historiador de la Universidad de Ginebra. Es decir, fueron cuatro siglos de campaña de terror contra las mujeres. En donde se les acusaba a ancianas, jóvenes y niñas por este delito para finalmente hacerlas arder en una hoguera.  

Es necesario precisar que la persecución de brujas no fue un fenómeno sangriento que sólo ocurrió en Europa. El acoso y asesinato de mujeres consideradas “herejes” también se dió en América Latina y África. Incluso, en este último continente, se continúa asesinando a personas por presunta brujería. A tal punto que el 10 de agosto se declaró el Día Internacional contra la Caza de Brujas y existen leyes para detener estos crímenes que cada vez suman más víctimas. 

Pero volviendo al punto anterior ¿a quiénes se les consideraba bruja en aquéllos tiempos?  Entraba en esta categoría toda mujer  subversiva que permanecía fuera de los parámetros de la religión y la domesticidad. Se les encapsulaba como aliadas de Satán por desobedecer lo impuesto y ser responsables de las catástrofes que azotaban al mundo en aquélla época. 

Imagen de elementos atribuidos a la brujería, tales como cartas del tarot, libros de pociones y hechizos, conocimientos en botánica y
plantas silvestres, entre otros.

¿Quiénes eran las brujas?

En Brujas, comadronas y enfermeras: historia de las sanadoras de Bárbara Ehrenreich, se realiza una descripción de cómo las mujeres cercanas a la medicina y a la sanación de malheridos, fueron perseguidas por brujería

Muchas de ellas, campesinas, pobres y analfabetas, encontraron en las hierbas salvajes, remedios curativos considerados para el Estado y la Iglesia,  como “malignos”. Sin embargo, aquéllos saberes fueron usurpados para fundar la medicina occidental que hasta el el día de hoy se utilizan.

Del mismo modo, En Calibán  y la bruja,  libro escrito por Silvia Federecci, hace énfasis en cómo la caza de brujas hizo posible el desarrollo del capitalismo. Esto pues las “brujas”, eran un peligro para el nuevo orden social debido a sus ideas contrarias al capitalismo y su lucha por la autonomía sexual y reproductiva de las mujeres. Por lo que al silenciarlas y someterlas, fue posible que como clase sexual, fueran recluidas al trabajo doméstico y reproductivo. 

A través del disciplinamiento forzoso de los cuerpos de las mujeres, los hombres, como clase sexual, reafirmaron su dominación. No fue un asunto al azar. El asesinato y apropiación de los conocimientos de quienes nos antecedieron, fue la solución para borrarnos y limitarnos al espacio de lo privado. 

Por lo que bajo el rumor y las denuncias de al menos tres personas, miles de mujeres que se oponían al capitalismo y a el control de su propia sexualidad y reproducción, fueron ejecutadas por leyes e instituciones. 

Y llegado a este punto ¿qué diferencia existe entre las brujas del siglo XVIII y las feministas de hoy en día? 

Feministas y brujas
Un aquellarre de mujeres danzando y tomándose de las manos en círculos.

Ninguna. Todas luchamos por la autonomía de nuestros cuerpos y sobrevivimos fuera de la institucionalidad y sus reglas. 

En plena clandestinidad, mujeres ayudan a otras a abortar. Se crean espacios de autoeducación y organización feminista.  Creemos en la conexión de nuestra naturaleza con la tierra y la medicina alternativa. Y sobre todo, somos sobrevivientes de una sociedad ajena a nosotras. 

El fuego fue la advertencia de cómo la clase masculina dominante, quiso mantenernos oprimidas. Ahora, se representa a través de la violencia física, psicológica y simbólica de la que somos víctimas todos los días. En las leyes que continúan situándonos como sujetas de segunda categoría.  

Así que brujas son todas aquellas mujeres que se niegan a seguir con los mandatos impuestos.  Las que decidieron no seguir colaborando con una sociedad fracasada por la mano masculina.  Brujas son las mujeres que decidieron no ser madres pero también, las que optaron por serlo y educar desde el amor y la rebeldía. Brujas son nuestras madres y abuelas que nos advirtieron a muy temprana edad de los hombres. Y brujas son también nuestras amigas que hacen del aquelarre un lugar de aprendizaje y libertad. 

Brujas somos todas

Que esta noche de brujas sea “por todas las mujeres que son víctimas de genocidio, de asesinato, en cárceles, instituciones mentales, violadas, esterilizadas en contra de su voluntad, brutalizadas”, escribió Andrea Dworkin, en Nuesta Sangre.  

Asimismo, que esta noche sea para conmemorar a todas esas mujeres a quienes se les ha arrebatado sus vidas pero también, a quienes han podido librarse de la violencia machista. A todas esas mentes libres y feministas, que han optado por el camino de la desobediencia y la sororidad. Que han saltado trincheras para amar a mujeres y luchar por la dignidad que nos merecemos. 

Que en esta noche, alumbradas por la luna y el calor de quienes nos antecedieron, recordemos que una bruja vive, ríe y ama, dentro de cada una de nosotras.  Tenemos a nuestro lado una escoba para emprender vuelo cuando creemos no pertenecer al lugar que nos designaron. Y sobre todo, el poder suficiente para recuperar nuestras voces y abandonar los anhelos y deseos masculinos.

¡Que esta noche sea nuestra!

Las invito a no rendirse y continuar sembrando semillas de esperanza y lucha para las mujeres del futuro.

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Andrea Pozo

Periodista y comunicadora social de la Universidad de Chile. Me gusta escribir y leer a otras mujeres. @andybrava_

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