A seis meses de su lanzamiento, la campaña Juntas Denunciamos tiene su foco en las agresiones cometidas por Carabineros a las mujeres que han participado en las manifestaciones las últimas semanas. Las violaciones a los derechos humanos que han ocurrido en Chile desde el inicio de las movilizaciones sociales el pasado 18 de octubre nos recuerdan que la violencia política y sexual contra las mujeres es sistemática.
Los testimonios de agresiones sexuales, acoso y violaciones remecen a una sociedad donde la equidad de género es un sueño lejano. Desde el 17 de octubre al 12 de diciembre, el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) cifra en 194 los reportes por violencia sexual. Hasta esa fecha, existían 117 querellas presentadas por delitos de desnudamientos, tocaciones, amenazas y violaciones.
Uno de los objetivos de la campaña Juntas Denunciamos es reforzar los valores que nos permitan construir espacios de comunidad para que nos podamos sentir seguras y donde el acompañamiento y la confianza entre mujeres es fundamental. Sin embargo, la situación se ha agravado cuando la poca confianza que tenían las mujeres por los procesos de denuncias ha desaparecido por completo.
Algunas de las manifestantes de las intervenciones feministas de las últimas semanas opinaron al respecto. Para Catalina existen graves problemas con Carabineros. “El que te debería cuidar no te está cuidando, entonces no es una institución que nos vaya a dar confianza para ir a decir “oye, este tipo me agredió o me hizo esto”, además de que es un proceso engorroso”, afirma.
El que te debería cuidar no te está cuidando, entonces no es una institución que nos vaya a dar confianza
Ya en noviembre pasado, la Red de Abogadas Defensoras de Mujeres (Abofem) advertía a la Comisión de Derechos Humanos del Senado que un 95% de las denuncias contra Carabineros revelaba desnudamiento forzado, revisión de genitales, golpes, burlas, humillaciones y amenazas de violación al interior de comisarías.
Sonia sostiene que la situación “es, sobretodo ahora, un poco desesperanzadora”, pero que desde hace tiempo los encargados de recibir las denuncias no están capacitados para hacerlo. Comenta que “en vez de acogernos nos vuelven a exponer a pasar malos ratos, a tener que explicar por qué es molesto que nos acosen en la calle, por qué es agresivo, por qué no está bien”.
“Pienso que la Policía de Investigaciones (PDI) se está salvando un poco, pero es complicado porque no tienes ningún lugar de acogida, ningún lugar que te diga aquí te vas a sentir cómoda, te vamos a creer y no te vamos a cuestionar”, comenta Catalina. Para ella la frase “no me cuida Carabineros, me cuidan mis amigas” es una realidad.
No me cuida Carabineros, me cuidan mis amigas
Para Carmen el problema es profundo y radica en una falta de políticas nacionales que sirvan de “paraguas”, que impide que las denuncias lleguen a un buen fin. Ha vivido de cerca, luego que su hija fuera violada por su ex pareja, lo doloroso y frustrante que es el proceso de denuncia, aún cuando se siguen todos los pasos. Sin embargo, el movimiento feminista la esperanza. “No hay un sistema que ampare las violaciones, los acosos, no hay un sistema. Ojalá que con este movimiento eso se logre crear”, sostiene
La campaña Juntas Denunciamos entiende que el contexto actual es complejo y que las instituciones no nos están protegiendo, sin embargo hacen un llamado a las mujeres a denunciar en Fiscalías si sufren alguna situación de violencia. Cada una de nuestras denuncias servirán para visibilizar las falencias de este sistema, para alzar la voz y presionar por legislaciones que nos protejan a todas.
*Para resguardar la identidad de las mujeres y la sensibilidad de sus testimonios, los nombres en esta nota han sido cambiados.