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En este relato una de nuestras colaboradoras bravas relata la experiencia de haber recibido un exorcismo por parte de uno de los políticos del círculo íntimo de José Antonio Kast, candidato a la presidencia. En el nos plantea la peligrosa combinación entre la política y la religión, específicamente entre las ideas ultraconservadoras y de ultraderecha.

Colaboradora Brava

Ser exorcizada es una experiencia única, algo que va mucho más allá del límite de la razón. Es creer que una enfermedad psiquiátrica sanará a través de un exorcismo y ver que esas prácticas siguen en marcha en pleno año 2021 es aún más inverosímil.

Más allá de que los exorcismos se practiquen a través de curas y pastores, saber que José Antonio Kast posee una estrecha relación con exorcistas evangélicos cae en la línea de lo impensado.

La creación del Frente Social Cristiano, es la unión entre el Partido Republicano y el Partido Conservador Cristiano. De este último poco se habla en los medios de comunicación y es ahí, donde se encuentra una de las personas que me exorcizaron.

Las imágenes de exorcismo que nos venden las películas de terror tales como “El Aro” o “La Monja” se alejan de la realidad. El exorcismo lo realizó un político, Esteban Pérez, cofundador y secretario del Partido Conservador Cristiano (PCC). Se basó en una visita a mi hogar luego del diagnóstico de una enfermedad psiquiátrica.

La conversación previa de ellos con mis padres, los cuchicheos y susurros por debajo de la mesa, la botella de agua lista y la Biblia bajo el brazo. Ya estaba preparada mentalmente para lo que venía, porque la semana anterior me había exorcizado gente de la iglesia a la que pertenecía.

José Antonio Kast con Esteban Pérez el día de la inscripción de la coalición del Frente Social Cristiano
José Antonio Kast con Esteban Pérez el día de la inscripción de la coalición del Frente Social Cristiano

El momento del exorcismo

Nos encerramos en una pieza, solo Esteban Pérez, parte de la coalición de Kast y Judith Marín, su esposa y concejala de la comuna de San Ramón por Renovación Nacional (RN). Sentada en la cama y ellos frente a mí, me preguntaron un sinfín de cosas íntimas. Estas eran personas que no conocía en profundidad y a las que claramente no les tenía confianza.

En un estado de clara vulnerabilidad, conté cosas tan privadas como si era virgen o no. También si había tenido relaciones sexuales después de convertirme al cristianismo o si había tenido toques de índole sexual con mi actual pareja. Incluso si alguna vez había besado o tenido relaciones sexuales con personas de mi mismo sexo.

Para ellos, mi enfermedad se debía a “la puerta” que abrí al no respetar completamente el celibato y abstinencia. Estas son características de la comunidad evangélica que no está casada. Traspasar ese límite podría ser desde dar un beso antes de estar casados hasta la relación sexual como tal. Todo varía desde la doctrina que posee cada iglesia o congregación. 

Así que había que “cerrar la puerta” a través de un exorcismo que sacaría todos los demonios de índole sexual que habitaban en mí, provocados mi trastorno mental y, al sacarlos, sanaría y sería “liberada”.

mujer tapando su cara con su mano fotografía de pixabay
Mujer asustada cubriendo su cara con su mano derecha

“Todo lo oculto sale a la luz” en un exorcismo

Cerré los ojos y solo me entregué a lo inevitable. Lo que sonaba como una oración normal comenzó a tomar los tintes que caracterizan el exorcismo. Los gritos apabullantes de la pareja evangélica me indicaban que renunciara a mi vida sexual pecaminosa, para ser libre en el nombre de la sangre de Cristo.

Tomaron mi cabeza y empezaron a hablar en otros idiomas. Mientras mecían mi cabeza “ordenaban” a los supuestos demonios que poseía que salieran de mi mente.

Desde mi propia fe, solo mantenía mis ojos cerrados y le pedía a Dios que esto terminara pronto. Luego, me seguían diciendo que confesara mis pecados para ser libre, porque todo lo oculto sale a la luz. Prácticamente relaté todo aquello de mi vida sexual y amorosa considerado como pecado para la sociedad evangélica.

Los pecados fueron tener relaciones sexuales prematrimoniales (ser una fornicaria), sentir atracción hacia una mujer, tocar sexualmente a una pareja y practicar en alguna ocasión sexo oral y anal, prácticas consideradas pecado incluso dentro del matrimonio.

“Sanar” a través del exorcismo

Luego de la confesión, venía el perdón. Para recibirlo, era necesario reconocer que todas las actividades sexuales que había realizado alguna vez en mi vida,  eran una obra demoníaca y que renunciaba a volver a practicar cualquiera de ellas.

Después, tuve que repetir las palabras que Judith, quien junto a Esteban son pastores de las Águilas de Jesús, me dictaba, tales como pedir perdón y volver a recibir a Jesús en mi corazón para que restaurara mi sexualidad.

Hice todo lo que me pidieron, ni siquiera porque lo creyera sino que simplemente para que mi familia quedara tranquila. Orgullosos, me afirmaron que desde ese día todo había cambiado y que era sana en el nombre de Jesús.

Han pasado años desde ese suceso, sigo siendo cristiana pero no participo en la comunidad evangélica. Mi enfermedad psiquiátrica continúa y la atiendo a través de especialistas y consumiendo pastillas.

Manos sujetando un rosario con un fondo oscuro
Manos sujetando un rosario con un fondo oscuro

Un peligro para la democracia

Me siento más libre desde que abandoné ese mundo, mismo mundo que José Antonio Kast quiere crear para todo Chile.

Las personas capaces de realizar exorcismos a personas enfermas mentalmente, manipularlas para que confiesen su vida sexual y luego señalarles que todo lo que han realizado en esa área es pecado y está mal, claramente no estarán capacitados para gobernar. Iniciarán una tiranía moral, bajo sus propias reglas amparadas en una visión deficiente y descontextualizada de la Biblia.

Esas personas son del círculo íntimo de Kast, son quienes lo han apoyado en sus campañas presidenciales y de todo tipo por años, quienes estuvieron en contra del proyecto de Educación Sexual Integral (ESI) y quienes se mantienen firmes en sus posturas ultraconservadoras y de ultraderecha.

Desde el fanatismo religioso no lograremos nada. Cada persona puede abrazar su propia fe y espiritualidad mientras esta respete la fe de los otros, bajo cánones básicos como lo son los derechos humanos. 

Aquellos que desean imponer su verdad a toda costa, son quienes hacen peligrar la democracia y lamentablemente nos acercan a los regímenes totalitarios.

La amenaza del candidato republicano como futuro presidente es un miedo latente para mi, porque tengo la certeza de que quienes me exorcizaron tendrán un cargo político dentro del gobierno de José Antonio Kast. Incluso, me atrevería a señalar que dentro del gabinete ministerial podría ver el rostro de mi exorcizador.

Hombre rezando con una biblia en su mano izquierda y un rosario en su mano derecha
Hombre rezando con una biblia en su mano izquierda y un rosario en su mano derecha
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